La noche que Max llevaba su traje de lobo y hacía travesuras de todo tipo su madre le llamó: "¡MONSTRUO!" y Max respondió: "¡TE COMERÉ!" así que fue enviado a cama sin cenar.
Esa misma noche, en la habitación de Max un bosque creció, creció y creció, hasta que del cielo colgaban parras y las paredes se convirtieron en el mundo entero y un océano trajo consigo una barca para Max y el navegó día y noche durante semanas, casi un año, hacia donde viven los monstruos.
Y cuando llegó al lugar donde viven los monstruos ellos bramaron terribles rugidos y rechinaron sus terribles dientes, y pusieron en blanco sus terribles ojos y mostraron sus terribles garras hasta que Max dijo: "¡QUIETOS!" y les asustó con el truco de magia de mirarles a sus ojos amarillos sin pestañear una sola vez y ellos se asustaron y le llamaron el más salvaje de todas las cosas y le hicieron rey de todos los monstruos.
"Y ahora", gritó Max, "¡que empiece la fiesta salvaje!"
"¡Y ahora parad!" dijo Max y envió a los monstruos a la cama sin cenar. Y Max, el rey de todos los monstruos, se sentía solo y quería estar donde alguien le amara por encima de todas las cosas.
Entonces olió cosas ricas para comer que venían del otro lado del mundo y decidió dejar de ser rey de donde viven los monstruos.
Pero los monstruos gritaron: "¡Oh, por favor, no te vayas! ¡Te comeríamos! ¡Te queremos tanto!" Y Max dijo "¡No!"
Los monstruos bramaron sus terribles rugidos y rechinaron sus terribles dientes y pusieron en blanco sus terribles ojos y enseñaron sus terribles garras, pero Max se subió en su barca y les dijo adiós con la mano y durante semanas, día y noche, regresó un año entero hasta su propio dormitorio, donde encontró la cena esperando por él, y todavía estaba caliente.
(L)